Viernes,
6 de junio de 1980
Esta mañana se ha ido Ada de la hacienda;
había sido reubicada a San Pablo. Yo escribí a mis familiares. Paco llegó de
Matagalpa cuando yo me disponía a ir a San Ramón a buscar cartas, pero el
tiempo, inclemente y lluvioso, me hizo desistir.
Por la noche tuvimos reunión con el fin
de hacer que apareciera una caja de tranquilizantes que había desaparecido de
nuestro botiquín, y que Paco estimaba peligrosas usadas sin conocimiento. No
apareció, como era de prever, y Paco, altamente enfadado con ellas, se dispuso a
bajar con todas a San Ramón. Se prepararon y todo, y todas se mostraron
dispuestas a ir, porque se consideraban inocentes. Pero como Patricia y Luz
Marina no se encontraran precisamente en plena forma, no fueron ninguna, ni
Paco tampoco, claro.
Y después de apagada la luz seguimos,
como días atrás, tentando al destino; el espíritu no se portó muy benévolamente
y ésta fue mi impresión de la misma:
Esta noche en que se nos comunicó que
Julia y Patricia saldrían heridas de bala la recordaré como una de las noches
más amargas de mi existencia, a la que siguió un amanecer de llanto. Tras unos
aparentemente fabulosos éxitos iniciales, quisimos seguir jugando
peligrosamente con los espíritus. Esta noche quise profundizar en los misterios
de la historia y fui rechazado por el espíritu. Me obligó a permanecer como
espectador pasivo hasta que al fin nos dio libertad a todos menos a Julia y a
Patricia. Estas estuvieron aún un largo rato con el tablero, y al filo de la
una o más de la madrugada fueron dejadas en libertad. Nunca sabré de qué
trataría la conversación; solo puede conocerla Paco, aparte de ellas dos.
Patricia quedó indemne, pero en cuanto a Julia, no había acabado yo de colocar
aún la tabla en el sitio que le destiné, cuando se desmayó; al menos así la
encontré cuando volvimos a comentar las incidencias. Todos en la hacienda
estábamos en vela. Patricia contó a Paco lo sucedido. Paco comentó que había
que quemar la tabla, pero que era peligroso hacerlo de noche y después de
jugar. Julia seguía desmayada y haciendo enormes esfuerzos por arrancarse la
cadena del cuello. Nunca antes vi a Julia con tanta fuerza como esta noche.
Danilo rezaba sin cesar versículos de la Biblia. Nosotros haciendo esfuerzos para impedir
que Julia se arrancase la cadena. Paco no se explicaba cómo podía haber
provocado la conversación que sostuvieran y todo lo achacaba al diálogo mental
que sostuvieron Julia y los espíritus estando nosotros presentes. Sobre las dos
de la madrugada se encendió la luz en la hacienda, y hacia las cuatro Julia se
serenó y descansó. Rogué a las muchachas que vigilaran el sueño de Julia y yo
me acosté para no descansar. A la mañana siguiente estuve llorando atormentado
y con remordimiento de conciencia por creerme yo el causante, ya que fui el que
puso los medios, del “endemoniamiento” de Julia. Cuando ésta entró a verme por
la mañana no quise ni mirarla. Y ella, ajena a todo. Era el más grave disgusto
que me daba, mayor que la borrachera del día de mi santo y su irrefrenable
pasión por las medicinas.
Más concretamente, en la sesión de
espiritismo se nos informó: Profundizando en los misterios de la historia, que
habían existido cinco continentes perdidos; que el oricalco existe; que la
pirámide de Keops es un ejemplo de la cuadratura del círculo; y el auténtico
Necronomicón está escrito en castellano por un árabe loco.
Pretendiendo conocer el origen de mi
pueblo, me dio dos fechas diferentes, y ninguna de mi gusto; el espíritu se
enfadó conmigo y me comunicó que era vengativo y no me contestaría ninguna
pregunta más. Y a fuer que lo cumplió. Cuando de tiempo en tiempo intercalaba
alguna pregunta, se enfadaba y daba contestaciones atentatorias contra mí,
desde no contestarme hasta contestar que no le preguntara porque le aburría.
Ya sin mis molestias, pero con mi
presencia, informó que la contrarrevolución llegaría el veintinueve de junio,
de las que saldrían heridas graves Julia y Patricia, y que las comarcas de San
Ramón son dieciocho. De mensaje dio unas "buenas noches" pero para mí
por fregar su mensaje fue "buenas noches, no".
Duró la sesión desde las diez de la noche
hasta la una y media de la madrugada, hora en que conseguimos que nos dejara y
solo se quedaran Julia y Patricia. De dicha conversación, como tengo dicho,
solo puede tener conocimiento Paco.
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